Estimados/as Señores/as
Desde esta Federación por el Patrimonio de Castilla y León, nos dirigimos a Vds. con esta carta abierta, considerando que tienen mucho que decir y mucho que proponer, ante la responsabilidad de administrar la OPORTUNIDAD patrimonial que ofrece el conjunto del PATRIMONIO FERROVIARIO que conforma una inequívoca personalidad a nuestro territorio castellano y leonés, vinculada a la transformación agraria e industrial de los últimos 150 años.
No logramos entender cómo se está desmantelando una red de recursos patrimoniales que podrían permitir el desarrollo de planes y proyectos, allá dónde ese diseminado caudal patrimonial industrial y ferroviario, espera una nueva oportunidad para ser válido y viable como infraestructuras destinadas a mejorar la calidad de vida y el tejido socioeconómico de nuestros pueblos.
En lo que llevamos de 2024, desde lo que conocemos y sabemos en nuestra posición, se ha procedido al derribo del patrimonio de infraestructuras ferroviarias como la de Mingorría (Ávila), se amenaza el derribo de la icónica estación de Ortigosa del Pestaño (Segovia) y ha habido un accidente con colapso de la protegida (BIC) estación e infraestructura de La Fuente de San Esteban (Salamanca).
Capítulo aparte merecen las instalaciones de los antiguos Talleres de RENFE en Valladolid, con instalaciones como las naves, algunas de ellas de estilos y recursos arquitectónicos a tener en cuenta para su reconocimiento, y por su naturaleza como elementos del paisaje urbano que forman parte de un pasado de esplendor ferroviario. Por ejemplo, el depósito de locomotoras y la báscula, con instrumentos y logística industrial que permiten conocer en la actualidad el desarrollo de la industria ferroviaria en lo que entendemos como un necesario ejercicio didáctico.
El mundo en que vivimos vive en “alta velocidad” en todo lo que se propone, y el futuro del transporte ferroviario pasa por su sostenibilidad y por ser una eficiente y avanzada oportunidad de movilidad humana y de mercancías.
No escribimos esta carta para hacer una llamada a la nostalgia. Escribimos esta carta para abrir una reflexión sobre la realidad de este patrimonio y si merece la pena seguir perdiendo oportunidades. La resiliencia de estos bienes y sus estructuras pasa por proyectos que doten de contenido y servicio a la ciudadanía y a la dinamización económica.
Es contradictorio ofrecer una sostenibilidad en movilidad y destruir recursos que se pueden reutilizar. Es desequilibrado ofrecer “alta velocidad” a una sociedad que necesita tiempo para digerir la destrucción de sus señas de identidad, sin razones aparentes y con pocas explicaciones.
Las administraciones locales tienen una labor fundamental para actuar como eje mediador de los recursos de su ámbito territorial, dotando a sus planes urbanísticos de figuras de protección allá donde existan estos recursos patrimoniales. Una vez protegidos, hay que sondear proyectos y OPORTUNIDADES de futuro para estos recursos que pueden tener una segunda vida.
Entendemos, en parte, la visión de la propiedad de los bienes. La acumulación de un pasivo inactivo, sin mantenimiento, y con riesgos de colapso con posibilidades de repercutir en daños a terceros, no es el mejor escenario para administrar estos bienes sin retorno a la finalidad para la que se concibieron.
Tal vez la administración autonómica, con competencias patrimoniales, tenga la valiosa llave de establecer un plan regional específico de patrimonio industrial que acoja el patrimonio ferroviario como garante del punto de inflexión de nuestra historia reciente en cuanto a los nuevos paradigmas socioeconómicos. Castilla y León debe mucho al ferrocarril y Castilla y León tiene apego social al ferrocarril. Es indudable que estamos ante un recurso patrimonial icónico y que forma parte de la cadena de transmisión de las identidades de las generaciones más longevas de nuestra región.
Es evidente que no se podrá salvar todo el patrimonio ferroviario, pero entendemos que entre todos se puede acometer una planificación que evite seguir destruyendo recursos que pueden ser muy válidos para afrontar los retos futuribles de nuestra comunidad autónoma.
La administración local tiene mucho que decir, ante la resiliencia de estos espacios. Se necesitan proyectos viables, dinámicos y certeros. Necesidades en nuestros pueblos y territorios rurales, hay muchas. Ideas, también. Protejamos lo que tenemos como punto de partida, y reconozcamos quiénes somos ante el espejo de la historia reciente que refleja lo que fueron nuestros padres y abuelos.
Si en tiempos más difíciles se erigieron estaciones, muelles, talleres, depósitos, naves, y un largo catálogo de recursos, ahora, con más oportunidades y mayor riqueza, ¿vamos a perder lo que en su día se levantó para ser territorios de progreso y desarrollo?
Hay asociaciones, colectivos que trabajan en defensa del ferrocarril y su historia. Por favor, den una oportunidad a que se expresen. Hay una sociedad que tiene sus raíces en la identidad del patrimonio ferroviario. Escuchen su criterio. Respeten su legado. España ha suscrito en 2022 el Convenio de Faro, Convenio Marco del Consejo de Europa sobre el Valor del Patrimonio Cultural para la Sociedad, que consagra el derecho de los ciudadanos, de la sociedad civil, a acceder y participar en el patrimonio, tanto en su defensa como en su gestión. No dejen pasar este tren.
En Valladolid, a 16 de septiembre de 2024